19 de junio de 2012

En esta ausencia de rutinas ella hacía el papel de mi madre. A media mañana llegaba un email o un mensaje -"¿Qué, paseín esta tarde?" -. Sin ella todo hubiera sido infinitamente peor. Sabia como es ella y dueña de su destino también, se marcha mañana a Londres. Sólo mes y medio, un aperitivo antes de instalarse en Madrid en septiembre. Empieza el curso y vuelta a estudiar de nuevo. Siete años después de haber conseguido la suficiencia investigadora en la capital del reino, regresa. Siete años después de contratos precarios, y uno, el último, sin renovación; más de 6 meses a las espaldas, una demanda y un juicio aún no celebrado para recuperar lo que era suyo. 

Ella es como el ave fenix, renace y renace y comparte con los demás su sabiduría, su bis cómica y la frase que repite como un mantra estos últimos meses: que no nos quiten la alegría. Será mas dificil sin ti, mucha suerte.


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